Archivo | abril, 2013

ACTUACIÓN Comentarios de Federico Herrero sobre «el actor de cine» El actor de cine es un bicho raro. Un ser único en su especie. Es el artista de la expresión física, lo que supone una variedad personajes. En su mente todo debe ser posible.Existe una diversidad de escuelas o corrientes teóricas en torno a la interpretación de cine (o televisión) y teatro. Muy pocas de ellas se aplican solamente al audiovisual. Y este es un punto trascendental, pues no creo que un actor de teatro pueda transformarse en actor de cine sin sufrir una severa distorsión en sus disciplinas emocionales y en sus herramientas profesionales.Pero vayamos por partes. La labor de un actor, exactamente, …¿cuál es? Esencialmente la transformación. Y esto es posible con un gran trabajo previo y con un gran dominio de las propias virtudes como intérprete. Un actor es un ser polimorfo, al que se le exige dar vida (tal cual) a un personaje, por muy alejado que este se encuentre, al menos en lo aparente, del actor como persona. Pero aquí acaban las similitudes entre el actor de teatro y el de cine. Porque mientras el actor de teatro se encuentra siempre a un plano lejano del espectador (como muy cerca en plano general, y como muy lejos, en gran plano general), un actor de audiovisual ha de soportar una dura prueba al que el actor que sólo participa en teatro nunca se ve sometido: el primer plano. Y muy pocos actores sostienen el gesto y la verdad ante un primer plano. Lo malo es que una cámara es una especie de «buscadora de la mentira». No puedes engañarla. Todo tiene que ser de verdad.Y ahí llegamos al meollo: un actor de cine no debe interpretar. En absoluto. Debe vivir la escena intensamente, por muy relajada que esta sea. En ese sentido se encuentran algunas teorías, que intentan demostrar que el intérprete debe sufrir lo que sufre el personaje…al precio que sea. Yo no sé lo que opinará el lector, pero no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque en mi trabajo con actores he detectado las que yo considero las dos mayores virtudes de un intérprete: la inteligencia y la imaginación. Dos virtudes que escasean en el gremio de forma sorprendente quizá para un espectador medio, pero así es. Un actor con imaginación no necesita que le encierres en el cuarto de la basura media hora (como a mí me sugirió un profesor mío en cierta ocasión) para sentir asco. Esto, en todo caso, se utilizaría como último recurso y siempre con un actor malo o mediocre, quizá para salvar una secuencia.Pero con un actor imaginativo todo es posible, realmente. Si esa estúpida teoría del cuarto de basura fuera cierta…¿cómo prepararíamos a un actor para una secuencia en la que le golpean?.Y si la imaginación es importante, mucho más lo es la inteligencia, sobre todo para un actor de audiovisual, que se ve sometido a todo tipo de restricciones técnicas (desde la iluminación, al marcaje, pasando por el orden invertido de secuencias…) y que ha de solventarlas sin perder un ápice de sinceridad. Un actor de teatro tiene otra dinámica, otros problemas (no menos importantes) que solventar. Antes hablábamos de la transformación. Desde luego que un actor de teatro ha de transformarse, pero el actor de cine soporta la prueba de esa transformación con una cámara pegada al rostro: mayor riesgo por tanto.

8 Abr

 

ACTUACIÓN Comentarios de Federico Herrero sobre «el actor de cine«

El actor de cine es un bicho raro. Un ser único en su especie. Es el artista de la expresión física, lo que supone una variedad personajes. En su mente todo debe ser posible.Existe una diversidad de escuelas o corrientes teóricas en torno a la interpretación de cine (o televisión) y teatro. Muy pocas de ellas se aplican solamente al audiovisual. Y este es un punto trascendental, pues no creo que un actor de teatro pueda transformarse en actor de cine sin sufrir una severa distorsión en sus disciplinas emocionales y en sus herramientas profesionales.Pero vayamos por partes. La labor de un actor, exactamente, …¿cuál es? Esencialmente la transformación. Y esto es posible con un gran trabajo previo y con un gran dominio de las propias virtudes como intérprete. Un actor es un ser polimorfo, al que se le exige dar vida (tal cual) a un personaje, por muy alejado que este se encuentre, al menos en lo aparente, del actor como persona. Pero aquí acaban las similitudes entre el actor de teatro y el de cine. Porque mientras el actor de teatro se encuentra siempre a un plano lejano del espectador (como muy cerca en plano general, y como muy lejos, en gran plano general), un actor de audiovisual ha de soportar una dura prueba al que el actor que sólo participa en teatro nunca se ve sometido: el primer plano. Y muy pocos actores sostienen el gesto y la verdad ante un primer plano. Lo malo es que una cámara es una especie de «buscadora de la mentira». No puedes engañarla. Todo tiene que ser de verdad.Y ahí llegamos al meollo: un actor de cine no debe interpretar. En absoluto. Debe vivir la escena intensamente, por muy relajada que esta sea. En ese sentido se encuentran algunas teorías, que intentan demostrar que el intérprete debe sufrir lo que sufre el personaje…al precio que sea. Yo no sé lo que opinará el lector, pero no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque en mi trabajo con actores he detectado las que yo considero las dos mayores virtudes de un intérprete: la inteligencia y la imaginación. Dos virtudes que escasean en el gremio de forma sorprendente quizá para un espectador medio, pero así es. Un actor con imaginación no necesita que le encierres en el cuarto de la basura media hora (como a mí me sugirió un profesor mío en cierta ocasión) para sentir asco. Esto, en todo caso, se utilizaría como último recurso y siempre con un actor malo o mediocre, quizá para salvar una secuencia.Pero con un actor imaginativo todo es posible, realmente. Si esa estúpida teoría del cuarto de basura fuera cierta…¿cómo prepararíamos a un actor para una secuencia en la que le golpean?.Y si la imaginación es importante, mucho más lo es la inteligencia, sobre todo para un actor de audiovisual, que se ve sometido a todo tipo de restricciones técnicas (desde la iluminación, al marcaje, pasando por el orden invertido de secuencias…) y que ha de solventarlas sin perder un ápice de sinceridad. Un actor de teatro tiene otra dinámica, otros problemas (no menos importantes) que solventar. Antes hablábamos de la transformación. Desde luego que un actor de teatro ha de transformarse, pero el actor de cine soporta la prueba de esa transformación con una cámara pegada al rostro: mayor riesgo por tanto.

ACTUACIÓN FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO

8 Abr


ACTUACIÓN
 Comentarios de Federico Herrero sobre «el actor de cIne»


El actor de cine es un bicho raro. Un ser único en su especie. Es el artista de la expresión física, lo que supone una variedad personajes. En su mente todo debe ser posible.Existe una diversidad de escuelas o corrientes teóricas en torno a la interpretación de cine (o televisión) y teatro. Muy pocas de ellas se aplican solamente al audiovisual. Y este es un punto trascendental, pues no creo que un actor de teatro pueda transformarse en actor de cine sin sufrir una severa distorsión en sus disciplinas emocionales y en sus herramientas profesionales.Pero vayamos por partes. La labor de un actor, exactamente, …¿cuál es? Esencialmente la transformación. Y esto es posible con un gran trabajo previo y con un gran dominio de las propias virtudes como intérprete. Un actor es un ser polimorfo, al que se le exige dar vida (tal cual) a un personaje, por muy alejado que este se encuentre, al menos en lo aparente, del actor como persona. Pero aquí acaban las similitudes entre el actor de teatro y el de cine. Porque mientras el actor de teatro se encuentra siempre a un plano lejano del espectador (como muy cerca en plano general, y como muy lejos, en gran plano general), un actor de audiovisual ha de soportar una dura prueba al que el actor que sólo participa en teatro nunca se ve sometido: el primer plano. Y muy pocos actores sostienen el gesto y la verdad ante un primer plano. Lo malo es que una cámara es una especie de «buscadora de la mentira». No puedes engañarla. Todo tiene que ser de verdad.Y ahí llegamos al meollo: un actor de cine no debe interpretar. En absoluto. Debe vivir la escena intensamente, por muy relajada que esta sea. En ese sentido se encuentran algunas teorías, que intentan demostrar que el intérprete debe sufrir lo que sufre el personaje…al precio que sea. Yo no sé lo que opinará el lector, pero no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque en mi trabajo con actores he detectado las que yo considero las dos mayores virtudes de un intérprete: la inteligencia y la imaginación. Dos virtudes que escasean en el gremio de forma sorprendente quizá para un espectador medio, pero así es. Un actor con imaginación no necesita que le encierres en el cuarto de la basura media hora (como a mí me sugirió un profesor mío en cierta ocasión) para sentir asco. Esto, en todo caso, se utilizaría como último recurso y siempre con un actor malo o mediocre, quizá para salvar una secuencia.Pero con un actor imaginativo todo es posible, realmente. Si esa estúpida teoría del cuarto de basura fuera cierta…¿cómo prepararíamos a un actor para una secuencia en la que le golpean?.Y si la imaginación es importante, mucho más lo es la inteligencia, sobre todo para un actor de audiovisual, que se ve sometido a todo tipo de restricciones técnicas (desde la iluminación, al marcaje, pasando por el orden invertido de secuencias…) y que ha de solventarlas sin perder un ápice de sinceridad. Un actor de teatro tiene otra dinámica, otros problemas (no menos importantes) que solventar. Antes hablábamos de la transformación. Desde luego que un actor de teatro ha de transformarse, pero el actor de cine soporta la prueba de esa transformación con una cámara pegada al rostro: mayor riesgo por tanto.

ACTUACIÓN Comentarios de Federico Herrero sobre «el actor de cine» El actor de cine es un bicho raro. Un ser único en su especie. Es el artista de la expresión física, lo que supone una variedad personajes. En su mente todo debe ser posible.Existe una diversidad de escuelas o corrientes teóricas en torno a la interpretación de cine (o televisión) y teatro. Muy pocas de ellas se aplican solamente al audiovisual. Y este es un punto trascendental, pues no creo que un actor de teatro pueda transformarse en actor de cine sin sufrir una severa distorsión en sus disciplinas emocionales y en sus herramientas profesionales.Pero vayamos por partes. La labor de un actor, exactamente, …¿cuál es? Esencialmente la transformación. Y esto es posible con un gran trabajo previo y con un gran dominio de las propias virtudes como intérprete. Un actor es un ser polimorfo, al que se le exige dar vida (tal cual) a un personaje, por muy alejado que este se encuentre, al menos en lo aparente, del actor como persona. Pero aquí acaban las similitudes entre el actor de teatro y el de cine. Porque mientras el actor de teatro se encuentra siempre a un plano lejano del espectador (como muy cerca en plano general, y como muy lejos, en gran plano general), un actor de audiovisual ha de soportar una dura prueba al que el actor que sólo participa en teatro nunca se ve sometido: el primer plano. Y muy pocos actores sostienen el gesto y la verdad ante un primer plano. Lo malo es que una cámara es una especie de «buscadora de la mentira». No puedes engañarla. Todo tiene que ser de verdad.Y ahí llegamos al meollo: un actor de cine no debe interpretar. En absoluto. Debe vivir la escena intensamente, por muy relajada que esta sea. En ese sentido se encuentran algunas teorías, que intentan demostrar que el intérprete debe sufrir lo que sufre el personaje…al precio que sea. Yo no sé lo que opinará el lector, pero no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque en mi trabajo con actores he detectado las que yo considero las dos mayores virtudes de un intérprete: la inteligencia y la imaginación. Dos virtudes que escasean en el gremio de forma sorprendente quizá para un espectador medio, pero así es. Un actor con imaginación no necesita que le encierres en el cuarto de la basura media hora (como a mí me sugirió un profesor mío en cierta ocasión) para sentir asco. Esto, en todo caso, se utilizaría como último recurso y siempre con un actor malo o mediocre, quizá para salvar una secuencia.Pero con un actor imaginativo todo es posible, realmente. Si esa estúpida teoría del cuarto de basura fuera cierta…¿cómo prepararíamos a un actor para una secuencia en la que le golpean?.Y si la imaginación es importante, mucho más lo es la inteligencia, sobre todo para un actor de audiovisual, que se ve sometido a todo tipo de restricciones técnicas (desde la iluminación, al marcaje, pasando por el orden invertido de secuencias…) y que ha de solventarlas sin perder un ápice de sinceridad. Un actor de teatro tiene otra dinámica, otros problemas (no menos importantes) que solventar. Antes hablábamos de la transformación. Desde luego que un actor de teatro ha de transformarse, pero el actor de cine soporta la prueba de esa transformación con una cámara pegada al rostro: mayor riesgo por tanto.

8 Abr

 

ACTUACIÓN Comentarios de Federico Herrero sobre «el actor de cine«

El actor de cine es un bicho raro. Un ser único en su especie. Es el artista de la expresión física, lo que supone una variedad personajes. En su mente todo debe ser posible.Existe una diversidad de escuelas o corrientes teóricas en torno a la interpretación de cine (o televisión) y teatro. Muy pocas de ellas se aplican solamente al audiovisual. Y este es un punto trascendental, pues no creo que un actor de teatro pueda transformarse en actor de cine sin sufrir una severa distorsión en sus disciplinas emocionales y en sus herramientas profesionales.Pero vayamos por partes. La labor de un actor, exactamente, …¿cuál es? Esencialmente la transformación. Y esto es posible con un gran trabajo previo y con un gran dominio de las propias virtudes como intérprete. Un actor es un ser polimorfo, al que se le exige dar vida (tal cual) a un personaje, por muy alejado que este se encuentre, al menos en lo aparente, del actor como persona. Pero aquí acaban las similitudes entre el actor de teatro y el de cine. Porque mientras el actor de teatro se encuentra siempre a un plano lejano del espectador (como muy cerca en plano general, y como muy lejos, en gran plano general), un actor de audiovisual ha de soportar una dura prueba al que el actor que sólo participa en teatro nunca se ve sometido: el primer plano. Y muy pocos actores sostienen el gesto y la verdad ante un primer plano. Lo malo es que una cámara es una especie de «buscadora de la mentira». No puedes engañarla. Todo tiene que ser de verdad.Y ahí llegamos al meollo: un actor de cine no debe interpretar. En absoluto. Debe vivir la escena intensamente, por muy relajada que esta sea. En ese sentido se encuentran algunas teorías, que intentan demostrar que el intérprete debe sufrir lo que sufre el personaje…al precio que sea. Yo no sé lo que opinará el lector, pero no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque en mi trabajo con actores he detectado las que yo considero las dos mayores virtudes de un intérprete: la inteligencia y la imaginación. Dos virtudes que escasean en el gremio de forma sorprendente quizá para un espectador medio, pero así es. Un actor con imaginación no necesita que le encierres en el cuarto de la basura media hora (como a mí me sugirió un profesor mío en cierta ocasión) para sentir asco. Esto, en todo caso, se utilizaría como último recurso y siempre con un actor malo o mediocre, quizá para salvar una secuencia.Pero con un actor imaginativo todo es posible, realmente. Si esa estúpida teoría del cuarto de basura fuera cierta…¿cómo prepararíamos a un actor para una secuencia en la que le golpean?.Y si la imaginación es importante, mucho más lo es la inteligencia, sobre todo para un actor de audiovisual, que se ve sometido a todo tipo de restricciones técnicas (desde la iluminación, al marcaje, pasando por el orden invertido de secuencias…) y que ha de solventarlas sin perder un ápice de sinceridad. Un actor de teatro tiene otra dinámica, otros problemas (no menos importantes) que solventar. Antes hablábamos de la transformación. Desde luego que un actor de teatro ha de transformarse, pero el actor de cine soporta la prueba de esa transformación con una cámara pegada al rostro: mayor riesgo por tanto.

ESCUELAS DE TEATRO FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO

8 Abr

El primer Teatro apuntes de FEDERICO HERRERO

El fuego no va a poder con el Teatro el primer teatro 
Federico Herrero

El Teatro De La Rancheria, está considerado el primer teatro de Argentina, a pesar de que existen constancias de pequeñas salas en casas de familia de la época.
El 30 de noviembre de 1783 el virrey mandó crear en una casa de comedias. 
En los fundamentos de la medida dispuesta, decía el virrey, refiriéndose al teatro que “no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”.
La sala, se construyó en Alsina y Peru.

La sala se la habilitó en forma provisoria en lo que era un galpón de depósito, con la idea de construir más tarde un recinto definitivo.

Desde un principio bastante humilde y cuestionada, la sala, poco a poco se fue transformando en el centro de la actividad lírica y teatral de la ciudad, gracias a la buena elección de obras y autores de la lírica y el teatro clásico español.

Además de la excepción de los días festivos, una vez a la semana, los domingos, el teatro abría sus puertas para albergar a los ciudadanos, que concurrían al teatro para asistir a veladas de ópera o a disfrutar de las obras de teatro. 
Se representaron obras de Lavarden y de Lope de Vega.
Éste se consagró en 1786, cuando presentó en el Teatro de La Ranchería su tragedia Siripo. primera obra de teatro de tema no religioso escrita en Argentina. 

En la esquina de las calles San Pedro y San Carlos, actuales calles Chacabuco y Alsina se ponía un farol que servía para anunciar las funciones.

El Teatro de La Ranchería permaneció hasta 1792, cuando un incendio lo destruyó por completo. 
Juan María Gutiérrez, respecto a este tema escribió “se incendió en la noche del 16 de agosto de 1792, con uno de los cohetes disparados desde el atrio de la iglesia de San Juan Bautista del convento de Capuchinas, cuya colocación se celebraba. Algunos comentarios piadosos debieron hacer las madres y sus capellanes sobre aquel fuego del Cielo que reducía a cenizas la casa del error y de los placeres mundanos”. 

Lo cierto es que nunca se supo bien si fue un accidente o un atentado. Es de destacar que la jerarquía católica no veía con mucha simpatía la presencia del teatro, por considerarlo pecaminoso.

Para homenajear permanentemente al Teatro de La Ranchería, cada 30 de noviembre, día de su inauguración, se celebra en Argentina el “Día del Teatro Nacional”

TEATRO ARGENTINO FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO

8 Abr

El primer Teatro apuntes de FEDERICO HERRERO

El fuego no va a poder con el Teatro el primer teatro 
Federico Herrero

El Teatro De La Rancheria, está considerado el primer teatro de Argentina, a pesar de que existen constancias de pequeñas salas en casas de familia de la época.
El 30 de noviembre de 1783 el virrey mandó crear en una casa de comedias. 
En los fundamentos de la medida dispuesta, decía el virrey, refiriéndose al teatro que “no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”.
La sala, se construyó en Alsina y Peru.

La sala se la habilitó en forma provisoria en lo que era un galpón de depósito, con la idea de construir más tarde un recinto definitivo.

Desde un principio bastante humilde y cuestionada, la sala, poco a poco se fue transformando en el centro de la actividad lírica y teatral de la ciudad, gracias a la buena elección de obras y autores de la lírica y el teatro clásico español.

Además de la excepción de los días festivos, una vez a la semana, los domingos, el teatro abría sus puertas para albergar a los ciudadanos, que concurrían al teatro para asistir a veladas de ópera o a disfrutar de las obras de teatro. 
Se representaron obras de Lavarden y de Lope de Vega.
Éste se consagró en 1786, cuando presentó en el Teatro de La Ranchería su tragedia Siripo. primera obra de teatro de tema no religioso escrita en Argentina. 

En la esquina de las calles San Pedro y San Carlos, actuales calles Chacabuco y Alsina se ponía un farol que servía para anunciar las funciones.

El Teatro de La Ranchería permaneció hasta 1792, cuando un incendio lo destruyó por completo. 
Juan María Gutiérrez, respecto a este tema escribió “se incendió en la noche del 16 de agosto de 1792, con uno de los cohetes disparados desde el atrio de la iglesia de San Juan Bautista del convento de Capuchinas, cuya colocación se celebraba. Algunos comentarios piadosos debieron hacer las madres y sus capellanes sobre aquel fuego del Cielo que reducía a cenizas la casa del error y de los placeres mundanos”. 

Lo cierto es que nunca se supo bien si fue un accidente o un atentado. Es de destacar que la jerarquía católica no veía con mucha simpatía la presencia del teatro, por considerarlo pecaminoso.

Para homenajear permanentemente al Teatro de La Ranchería, cada 30 de noviembre, día de su inauguración, se celebra en Argentina el “Día del Teatro Nacional”

El primer Teatro apuntes de FEDERICO HERRERO El fuego no va a poder con el Teatro el primer teatro Federico Herrero El Teatro De La Rancheria, está considerado el primer teatro de Argentina, a pesar de que existen constancias de pequeñas salas en casas de familia de la época. El 30 de noviembre de 1783 el virrey mandó crear en una casa de comedias. En los fundamentos de la medida dispuesta, decía el virrey, refiriéndose al teatro que “no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”. La sala, se construyó en Alsina y Peru. La sala se la habilitó en forma provisoria en lo que era un galpón de depósito, con la idea de construir más tarde un recinto definitivo. Desde un principio bastante humilde y cuestionada, la sala, poco a poco se fue transformando en el centro de la actividad lírica y teatral de la ciudad, gracias a la buena elección de obras y autores de la lírica y el teatro clásico español. Además de la excepción de los días festivos, una vez a la semana, los domingos, el teatro abría sus puertas para albergar a los ciudadanos, que concurrían al teatro para asistir a veladas de ópera o a disfrutar de las obras de teatro. Se representaron obras de Lavarden y de Lope de Vega. Éste se consagró en 1786, cuando presentó en el Teatro de La Ranchería su tragedia Siripo. primera obra de teatro de tema no religioso escrita en Argentina. En la esquina de las calles San Pedro y San Carlos, actuales calles Chacabuco y Alsina se ponía un farol que servía para anunciar las funciones. El Teatro de La Ranchería permaneció hasta 1792, cuando un incendio lo destruyó por completo. Juan María Gutiérrez, respecto a este tema escribió “se incendió en la noche del 16 de agosto de 1792, con uno de los cohetes disparados desde el atrio de la iglesia de San Juan Bautista del convento de Capuchinas, cuya colocación se celebraba. Algunos comentarios piadosos debieron hacer las madres y sus capellanes sobre aquel fuego del Cielo que reducía a cenizas la casa del error y de los placeres mundanos”. Lo cierto es que nunca se supo bien si fue un accidente o un atentado. Es de destacar que la jerarquía católica no veía con mucha simpatía la presencia del teatro, por considerarlo pecaminoso. Para homenajear permanentemente al Teatro de La Ranchería, cada 30 de noviembre, día de su inauguración, se celebra en Argentina el “Día del Teatro Nacional”

8 Abr

El primer Teatro apuntes de FEDERICO HERRERO

El fuego no va a poder con el Teatro el primer teatro 
Federico Herrero

El Teatro De La Rancheria, está considerado el primer teatro de Argentina, a pesar de que existen constancias de pequeñas salas en casas de familia de la época.
El 30 de noviembre de 1783 el virrey mandó crear en una casa de comedias. 
En los fundamentos de la medida dispuesta, decía el virrey, refiriéndose al teatro que “no solo lo conceptúan muchos políticos como una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”.
La sala, se construyó en Alsina y Peru.

La sala se la habilitó en forma provisoria en lo que era un galpón de depósito, con la idea de construir más tarde un recinto definitivo.

Desde un principio bastante humilde y cuestionada, la sala, poco a poco se fue transformando en el centro de la actividad lírica y teatral de la ciudad, gracias a la buena elección de obras y autores de la lírica y el teatro clásico español.

Además de la excepción de los días festivos, una vez a la semana, los domingos, el teatro abría sus puertas para albergar a los ciudadanos, que concurrían al teatro para asistir a veladas de ópera o a disfrutar de las obras de teatro. 
Se representaron obras de Lavarden y de Lope de Vega.
Éste se consagró en 1786, cuando presentó en el Teatro de La Ranchería su tragedia Siripo. primera obra de teatro de tema no religioso escrita en Argentina. 

En la esquina de las calles San Pedro y San Carlos, actuales calles Chacabuco y Alsina se ponía un farol que servía para anunciar las funciones.

El Teatro de La Ranchería permaneció hasta 1792, cuando un incendio lo destruyó por completo. 
Juan María Gutiérrez, respecto a este tema escribió “se incendió en la noche del 16 de agosto de 1792, con uno de los cohetes disparados desde el atrio de la iglesia de San Juan Bautista del convento de Capuchinas, cuya colocación se celebraba. Algunos comentarios piadosos debieron hacer las madres y sus capellanes sobre aquel fuego del Cielo que reducía a cenizas la casa del error y de los placeres mundanos”. 

Lo cierto es que nunca se supo bien si fue un accidente o un atentado. Es de destacar que la jerarquía católica no veía con mucha simpatía la presencia del teatro, por considerarlo pecaminoso


Para homenajear permanentemente al Teatro de La Ranchería, cada 30 de noviembre, día de su inauguración, se celebra en Argentina el “Día del Teatro Nacional”

TEATRO ESCUELA TEATRO ESCUELA CENTRAL LABORATORIO DEL ACTOR

8 Abr

FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO ACTUACIÓN 

Una de las mayores preocupaciones, a partir de la presencia del cine, y cada vez mas acentuado, es la búsqueda de naturalismo en el trabajo del actor y en los distintos medios en que trabaja.

El tema del naturalismo no deja dormir a los profesionales de la actividad, ya que el espectador es cada vez más exigente respecto a este tema.


En lo que hace a esta preocupación, el director de teatro Ruso Stanilavsky a comienzos del 1900, ataca de lleno este tema.


La irrupción del naturalismo a finales del siglo XIX supone el primer paso para la renovación teatral.

 La obra de Ibsen y Strindberg, los primeros grupos teatrales independientes y la aparición de los directores escénicos revolucionan el teatro, la doble condición de obra literaria y de espectáculo hace que sea el género teatral el que más lentamente evolucione hacia la modernidad, ya que tanto los empresarios teatrales como el público suelen ser, en general, reacios a cambios y experimentos.

Tras la tendencia hacia lo histórico y exótico del teatro romántico, se afianza el drama realista de ambientación contemporánea. Ahora bien, su «realismo» es muy limitado, porque refleja de forma muy moralizante un mundo burgués convencional, sin profundizar en las personas ni en sus auténticos sentimientos e inquietudes.

El teatro naturalista, sin embargo, intenta reproducir la realidad de la forma más fiel posible, y trata de analizar el comportamiento humano y sus causas personales y sociales. Para ello, retrata a los personajes en su espacio de intimidad, sin restringir ningún tipo de pasiones ni de ambientes sociales, lo que causó cierto escándalo en la mentalidad burguesa.

 

FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO ACTUACIÓN Una de las mayores preocupaciones, a partir de la presencia del cine, y cada vez mas acentuado, es la búsqueda de naturalismo en el trabajo del actor y en los distintos medios en que trabaja. El tema del naturalismo no deja dormir a los profesionales de la actividad, ya que el espectador es cada vez más exigente respecto a este tema. En lo que hace a esta preocupación, el director de teatro Ruso Stanilavsky a comienzos del 1900, ataca de lleno este tema. La irrupción del naturalismo a finales del siglo XIX supone el primer paso para la renovación teatral. La obra de Ibsen y Strindberg, los primeros grupos teatrales independientes y la aparición de los directores escénicos revolucionan el teatro, la doble condición de obra literaria y de espectáculo hace que sea el género teatral el que más lentamente evolucione hacia la modernidad, ya que tanto los empresarios teatrales como el público suelen ser, en general, reacios a cambios y experimentos. Tras la tendencia hacia lo histórico y exótico del teatro romántico, se afianza el drama realista de ambientación contemporánea. Ahora bien, su «realismo» es muy limitado, porque refleja de forma muy moralizante un mundo burgués convencional, sin profundizar en las personas ni en sus auténticos sentimientos e inquietudes. El teatro naturalista, sin embargo, intenta reproducir la realidad de la forma más fiel posible, y trata de analizar el comportamiento humano y sus causas personales y sociales. Para ello, retrata a los personajes en su espacio de intimidad, sin restringir ningún tipo de pasiones ni de ambientes sociales, lo que causó cierto escándalo en la mentalidad burguesa.

8 Abr

FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO ACTUACIÓN 

Una de las mayores preocupaciones, a partir de la presencia del cine, y cada vez mas acentuado, es la búsqueda de naturalismo en el trabajo del actor y en los distintos medios en que trabaja.

El tema del naturalismo no deja dormir a los profesionales de la actividad, ya que el espectador es cada vez más exigente respecto a este tema.


En lo que hace a esta preocupación, el director de teatro Ruso Stanilavsky a comienzos del 1900, ataca de lleno este tema.


La irrupción del naturalismo a finales del siglo XIX supone el primer paso para la renovación teatral.

 La obra de Ibsen y Strindberg, los primeros grupos teatrales independientes y la aparición de los directores escénicos revolucionan el teatro, la doble condición de obra literaria y de espectáculo hace que sea el género teatral el que más lentamente evolucione hacia la modernidad, ya que tanto los empresarios teatrales como el público suelen ser, en general, reacios a cambios y experimentos.

Tras la tendencia hacia lo histórico y exótico del teatro romántico, se afianza el drama realista de ambientación contemporánea. Ahora bien, su «realismo» es muy limitado, porque refleja de forma muy moralizante un mundo burgués convencional, sin profundizar en las personas ni en sus auténticos sentimientos e inquietudes.

El teatro naturalista, sin embargo, intenta reproducir la realidad de la forma más fiel posible, y trata de analizar el comportamiento humano y sus causas personales y sociales. Para ello, retrata a los personajes en su espacio de intimidad, sin restringir ningún tipo de pasiones ni de ambientes sociales, lo que causó cierto escándalo en la mentalidad burguesa.

 

ACTUACIÓN FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO

8 Abr

Teatro, Federico Herrero, el primer ensayo 



Comentarios de los directores Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, en la última charla, de los mismos en el laboratorio del actor.

Teatro, no existen reglas para un primer ensayo, la sensibilidad del director y las características de la obra y actores, determinan la estrategia de trabajo, a continuación una descripción de un primer ensayo, de un director con sistemas de trabajo antiguos.Los ensayos tienen generalmente lugar en una sala o l  cal de ensayo. Las compañías teatrales que tienen recursos suficientes instalan un decorado rudimentario que simula el definitivo, la pre-escenografía, a fin de que los actores se acostumbren al espacio del que dispondrán . También pueden llevar ropa sencilla que simule el traje definitivo que llevarán: es el «vestuario de ensayo».

El primer ensayo suele consistir en una lectura del texto por los actores: es el «ensay  de mesa», en el que los actores sentados alrededor de una mesa leen cada uno su papel en voz alta en presencia del director. La mayor parte de los ensayos siguientes son sesiones de trabajo de los actores con el director, para escenificar las distintas partes de la obra: se repiten los diálogos y los movimientos hasta conseguir el efecto deseado por el director. Un «ensayo al pie» es un ensayo dedicado exclusivamente a afianzar las entradas, salidas y movimientos de los actores. Cuando los actores son capaces de representar todo el texto de la obra casi sin interrupciones (por parte de los actores o del director), se habla de «pase» o «pase completo». Esta fase de ensayos suele simultanearse con las primeras pruebas de elementos.

En un segundo tiempo, la compañía pasa a realizar los ensayos en el escenario del teatro donde ya se ha montado la escenografía. Allí se ponen a punto los distintos aspectos técnicos del espectáculo, y su coordinación con el juego de los actores. Son los «ensayos técnicos», en los que se ensayan las luces (ensayo de luces), los efectos especiales y audiovisuales, y el mecanismo para para los cambios de decorado. Los actores ya empiezan a actuar llevando el vestuario, maquillaje y peinados.

La fecha del estreno del espectáculo es fijada con mucha antelación, por lo que los ensayos deberán haber alcanzado su objetivo en el periodo de tiempo preestablecido. El último ensayo justo antes del estreno se llama «ensayo general», y consiste en una representación completa del espectáculo tal y como se va a mostrar al público. A veces se invita a un público reducido de conocidos para así «rodar» el espectáculo y afinar unos últimos detalles: se habla entonces de «ensayo general con público» o «pre-estreno»

TEATRO ESCUELA FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO

8 Abr

Teatro, Federico Herrero, el primer ensayo 



Comentarios de los directores Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, en la última charla, de los mismos en el laboratorio del actor.

Teatro, no existen reglas para un primer ensayo, la sensibilidad del director y las características de la obra y actores, determinan la estrategia de trabajo, a continuación una descripción de un primer ensayo, de un director con sistemas de trabajo antiguos.Los ensayos tienen generalmente lugar en una sala o l  cal de ensayo. Las compañías teatrales que tienen recursos suficientes instalan un decorado rudimentario que simula el definitivo, la pre-escenografía, a fin de que los actores se acostumbren al espacio del que dispondrán . También pueden llevar ropa sencilla que simule el traje definitivo que llevarán: es el «vestuario de ensayo».

El primer ensayo suele consistir en una lectura del texto por los actores: es el «ensay  de mesa», en el que los actores sentados alrededor de una mesa leen cada uno su papel en voz alta en presencia del director. La mayor parte de los ensayos siguientes son sesiones de trabajo de los actores con el director, para escenificar las distintas partes de la obra: se repiten los diálogos y los movimientos hasta conseguir el efecto deseado por el director. Un «ensayo al pie» es un ensayo dedicado exclusivamente a afianzar las entradas, salidas y movimientos de los actores. Cuando los actores son capaces de representar todo el texto de la obra casi sin interrupciones (por parte de los actores o del director), se habla de «pase» o «pase completo». Esta fase de ensayos suele simultanearse con las primeras pruebas de elementos.

En un segundo tiempo, la compañía pasa a realizar los ensayos en el escenario del teatro donde ya se ha montado la escenografía. Allí se ponen a punto los distintos aspectos técnicos del espectáculo, y su coordinación con el juego de los actores. Son los «ensayos técnicos», en los que se ensayan las luces (ensayo de luces), los efectos especiales y audiovisuales, y el mecanismo para para los cambios de decorado. Los actores ya empiezan a actuar llevando el vestuario, maquillaje y peinados.

La fecha del estreno del espectáculo es fijada con mucha antelación, por lo que los ensayos deberán haber alcanzado su objetivo en el periodo de tiempo preestablecido. El último ensayo justo antes del estreno se llama «ensayo general», y consiste en una representación completa del espectáculo tal y como se va a mostrar al público. A veces se invita a un público reducido de conocidos para así «rodar» el espectáculo y afinar unos últimos detalles: se habla entonces de «ensayo general con público» o «pre-estreno»